Los rescatistas recuperaron los cadáveres de 33 personas enterradas por un alud en una mina de jade en el norte de Myanmar y buscaban al menos a tres personas desaparecidas, dijo un oficial de socorristas el miércoles.
El domingo en Hpakant, centro del distrito minero de jade más grande y rentable del mundo, un alud de piedras y escombros de varias minas, cayó 300 metros (1,000 pies) por un precipio hasta un lago, arrastrando consigo a más de 35 mineros.
Unos 150 socorristas en cinco botes han recuperado los cuerpos del lago barroso en la aldea de Manna en Hpakant, una localidad remota de montaña en el estado de Kachin, 950 kilómetros (600 millas) al norte de Yangon, la ciudad más grande de Myanmar, dijo el jefe de un grupo local de socorristas. Al menos tres personas estaban desaparecidas, añadió.
Habló bajo la condición de anonimato por miedo a que lo arrestara el gobierno militar.
Los cuerpos cubiertos por hojas de plástico verde estaban alineados a orillas del lago a la espera de que sus familiares se los llevaran para cremarlos. Todas las víctimas eran hombres.
Un minero que perdió a dos parientes dijo que las autoridades locales contribuyeron unos 700,000 kyats (330 dólares) por víctima para los funerales.
Los aludes suceden varias veces al año en las minas de jade de Hpakant. En julio de 2020, al menos 162 murieron en un deslave en la misma zona y 113 en noviembre de 2015.
La mayoría de las víctimas son mineros por cuenta propia que se instalan cerca de las enormes acumulaciones de tierra que deja la maquinaria pesada utilizada por las empresas.
Hurgan en la tierra para recoger trozos de jade y generalmente viven y trabajan en minas abandonadas al pie de los montículos, que se vuelven inestables, sobre todo durante la estación de las lluvias.
La mayoría son migrantes no registrados de otras zonas, lo que dificulta determinar exactamente cuánta gente está desaparecida después de los accidentes.